miércoles, 8 de agosto de 2007

The Brooklyn Follies

Poco sabía yo de Paul Auster, pero ya tenia el gusanillo de leer una novela suya desde que hace pocos meses leí un pequeño cuento regalado por la biblioteca de mi pueblo, ‘El Conte de Nadal de L’Auggie Wren’, cuento sobre el cual Paul Auster elaboró después el guión de la película Smoke.

Como Smoke fue una de aquellas películas que disfrutas de verdad, porque para mi el buen cine es así, una película que no olvidaré nunca, entre otras cosas porque descubrí al actor Harvey Keitel, no dudé ni un momento en comprarme The Brooklyn Follies (Las estupideces de Brooklyn).

Ya el título promete... y el libro cumple de sobras esa promesa. Desde el principio estuve enganchada, intentando saborear cada frase, cada página, tratando de no leer demasiado aprisa por miedo de perderme algún detalle, y por no quedarme demasiado pronto huérfana de historia.

Que es como me siento ahora, huérfana. Hacía años que no me sentía igual. Recuerdo cuando leí Al Este del Edén, por ejemplo, y en aquel entonces (tenía catorce años) hubiera dado lo que fuese por que la historia durase para siempre. En aquel momento me aburría soberanamente. Gracias, Aburrimiento, que por ti me aficioné a la lectura!

A lo que iba, la novela explica la historia de un señor y su familia. Punto. No voy a explicar la trama, es un trabajo algo duro y aburrido (yo escribo por placer, ergo...), pero como ya he dicho me ha encantado conocer a toda esa gente, la mayoría bellísimas personas, como Nathan Glass, Tom, la BPM (Beautiful Perfect Mother), Lucy, Harry y todos los demás (bueno no todos, claro. ¿Que clase de novela sería si todo el mundo fuera bueno?). No sé si he conocido a gente como Nathan Glass y compañía en la vida real, pero al menos me han hecho compañía real durante un tiempo, demasiado corto pese a las trescientas páginas. Porque es, como dice la cita del Herald en la portada, “so good you never want it to end.”

Tenía la intención de añadir algunas citas, extraídas del libro, lo cual habría sido sencillísimo si hubiese subrayado con un lápiz todo lo que intentaba retener inútilmente para poder comentarlo más tarde. Pero como soy así de... ¿poco práctica,? pues ahora mismo no las recuerdo, pero prometo (a mi misma, pero bueno, vale igual) añadirlas en cuanto las encuentre.

Sólo un inconveniente: la edición de bolsillo de faber & faber se me ha ido deshojando cual margarita mientras la leía. Recuerdo saltar por la arena ardiente para rescatar la huidiza página 24 dos o tres veces! Pero claro, no se puede pedir más por nueve euros.

Y una reivindicación:

Quiero tener un Uncle Nat para mi!!!

viernes, 3 de agosto de 2007

Chelsea Hotel



I remember you well in the Chelsea Hotel,
you were talking so brave and so sweet,
giving me head on the unmade bed,
while the limousines wait in the street.

Those were the reasons and that was New York,
we were running for the money and the flesh.
And that was called love for the workers in song
probably still is for those of them left.

Ah but you got away, didn't you babe,
you just turned your back on the crowd,
you got away, I never once heard you say,
I need you, I don't need you, I need you, I don't need you
and all of that jiving around.

I remember you well in the Chelsea Hotel
you were famous, your heart was a legend.
You told me again you preferred handsome men
but for me you would make an exception.

And clenching your fist for the ones like us
who are oppressed by the figures of beauty,
you fixed yourself,
you said, "Well never mind, we are ugly but we have the music."

And then you got away, didn't you babe...
I don't mean to suggest that I loved you the best,
I can't keep track of each fallen robin.
I remember you well in the Chelsea Hotel,
that's all, I don't even think of you that often.

Leonard Cohen

a beautiful song, yeah...

Dedicada a otra estrella, prematuramente apagada: Janis Joplin.
Por lo que explican, Janis Joplin y Leonard Cohen se encontraron casualmente en el ascensor del hotel y se enrollaron por eliminación (es decir, ambos buscaban, en realidad, a otras personas) que es, como dice el propio Cohen, como ocurren la mayoría de las cosas. Entonces, la Joplin le dice algo así como: 'bueno a mi me van más los guapos, pero contigo haré una excepción' , debía ser broma, no?

Otra de las frases memorables de la canción es la que Cohen le atribuye a su amante: 'well never mind, we are ugly but we have the music.' ¿Cuántas veces habré podido aplicarme yo la frase? Infinidad, y no es porque yo sea horrible (que yo sepa, vamos) , pero evidentemente es algo extrapolable a tantos ámbitos; y desde luego, la fealdad externa es de las menos desagradables. Pensemos en el egoísmo, la crueldad, la insolidaridad, la avaricia, la mezquindad, y un gran etcétera. Aunque, por rizar el rizo y por amor a la conjetura, no creo que se refiriera a estos rasgos humanos tampoco, sino quizás a los fracasos que somos, a niveles no tan melodramáticos, seguro. Al menos yo la interpreto así, me gusta más.

Mi eterna gratitud a todos los artistas que con sus palabras me consuelan tantas veces.